por: Nicole Quiles
Para la revista digital [Pan] óptico (26.11.14)
Según los datos encontrados en la 4ta sesión ordinaria de la 16ta Asamblea Legislativa del Senado de Puerto Rico celebrada el 15 de octubre de 2010 y presentada por Ortíz Ortíz y García Padilla, en Puerto Rico se habían estimado 204,264 unidades de vivienda que se encontraban desocupadas entre los años 2005 y 2007. También según la Ley Núm. 31 de 18 de enero de 2012 o Ley para Viabilizar la Restauración de las Comunidades de Puerto Rico se expone que según el Censo del 2000 en Puerto Rico existían 1,017,263 viviendas, de las cuales 244,062 presentaban problemas de hacinamiento. Ante la gran escala en ascenso de espacios privados que presentan ser estorbos públicos, cualquier vecino se pregunta: ¿Qué puedo hacer para eliminar la amenaza que representa al bienestar de nuestra comunidad la proximidad a una de estas estructuras abandonadas? ¿Tengo el apoyo del gobierno?
Las respuestas a estas preguntas están en el olvido también. Cada día nos enfrentamos a más espacios en desuso. Estos espacios dan paso a plagas de cucarachas, roedores y otros animales peligrosos para la salud, en especial la salud de nuestros niños. Además que se convierten en los llamados hospitalillos para usuarios de drogas y facilitan actividades delictivas en la comunidad. Como responsabilidad social al gobierno le compete la seguridad de la comunidad y por consecuente, la gestión para eliminar esta problemática.
Ante la inacción del gobierno y tras enfrentar varios escenarios de peligro, los vecinos de la comunidad Machuchal en Santurce se han dado a la tarea de rescatar uno de estos espacios olvidados desde el mes de octubre del año 2012. En la calle Taft 169 existe una casa abandonada a la suerte desde que su dueño falleció a principios de la década de los 1970. Marina Moscoso, quien comienza la iniciativa comunitaria “Casa Taft 169” nos cuenta;
“Empecé de una manera muy natural para responder a un problema muy específico; la casa estaba totalmente abandonada y era un espacio donde iban usuarios de drogas, la gente tiraba escombros y se había convertido en un dolor de cabeza para los vecinos. El verano pasado fue la última vez que unas personas entraron y de aquí pasaron a otras casas a robar, hubo un incidente bien desagradable y las vecinas dijimos que esa era la última vez que sucedería.”
En julio de 2013 una vecina hizo un pequeño huerto en la casa para estimular que la gente no solo pasara por esta sino que les llamara la atención el espacio. El efecto del huerto fue tan positivo que los vecinos empezaron a donar plantas. La gente se paraba y empezó a ser un lugar de reunión ya que esta comunidad tampoco cuenta con espacios públicos ni espacios para reunirse. Es en ese momento que los vecinos se plantean la idea de reclamar la propiedad y rescatarla.
Cuando hacen las gestiones descubren la situación particular que tiene esta propiedad; debido a la muerte de su propietario hace más de cuarenta años, la deuda en el CRIM asciende a los 300,000 dólares.
“Cuando nosotros nos dimos cuenta de esa situación dijimos: Esta casa nadie la va a reclamar, a lo que nos estamos exponiendo es a que esté 40 años más siendo un estorbo público cuando nosotros podemos transformarla en algo de beneficio para la comunidad y nadie va a venir a reclamar ninguna titularidad sobre ella porque tendrían que asumir esa deuda y no es real porque la deuda supera por mucho el valor del mercado de la casa. Eso nos dio fuerzas de decir o la comunidad la rescata o tenemos el problema eternamente.”
A partir de ahí los vecinos incorporan la Asociación de Residentes “Machuchal Revive”; una organización sin fines de lucro que puede ser el ente que adquiera la propiedad. También empezaron las gestiones con el municipio; gestiones que aún se mantienen para ver cómo la comunidad adquiere la titularidad de la propiedad.
Casa Taft 169 cuenta con el apoyo de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico; un proyecto para la creación del fideicomiso Casa Taft para poder tener los fondos para la rehabilitación de la estructura y para poder empezar a operar.
“Nos gustaría que fuera un espacio donde pudiéramos ofrecerle a la comunidad servicios de distintos tipos. Aquí hay muchos envejecientes y niños. Sobre todo un espacio desde el cual podamos trabajar como comunidad para mejorar las condiciones del barrio; nuestro entorno urbano que también hay distintos problemas que tenemos identificados que nos gustaría atender. Empezando por el problema de propiedades abandonadas que son muchísimas y el problema de falta de un espacio público. La comunidad no cuenta con un espacio que sirva para la recreación de niños que son cosas que afectan la calidad de vida.”
Estos vecinos, voluntarios y colaboradores se reúnen semanalmente hace año y medio para trabajar la casa todos los sábados. Su deseo es llegar a la Asamblea Legislativa porque sería a través de una resolución conjunta que la propiedad podría pasar a manos del estado y entonces el estado podría transferirla al municipio. De ahí, hacerle la venta a la comunidad.
“Sobre todo nos llama la atención porque pensamos que podría ser un buen referente para otras iniciativas. A nosotros se nos ha acercado mucha gente preguntándonos cómo lo hicimos porque en Puerto Rico hay tanta propiedad abandonada y es un dolor de cabeza para tanta gente. El hecho de que haya un grupo, una iniciativa que haya logrado cierto éxito, es importante para otras personas que están observando lo que está pasando aquí. Si nosotros logramos abrir esa nueva vía legal, esa nueva política pública, pensamos que puede ser una salida para que otras cosas importantes sucedan en otros espacios.”
Además del apoyo que les ofrece la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana, también cuentan con el apoyo del Starbucks del Gallery Plaza en Santurce que como parte de su política corporativa de Responsabilidad Social los han previsto de refrigerios, merienda y hasta de empleados para ayudar.
En Puerto Rico el tema del derecho urbanístico no es algo que se le dé mucha importancia. Marina, urbanista de profesión opina que;
“Es un buen momento. Hay varias personas que están pensando en el entorno urbano y están pensando en alternativas. Nosotros queremos ir un poco más allá porque pensamos que son súper valiosas iniciativas como “Los muros hablan” y “Santurce es Ley” pero más allá de la cosa muralista, ¿Qué vamos a hacer en serio para mejorar la calidad de vida y la calidad de nuestro entorno urbano en estos espacios que de verdad que tienen que salir del deterioro en dónde están?”
Cuando visitamos la Casa Taft 169, se encontraba una brigada de voluntarios y colaboradores pintando y recogiendo el área. Les preguntamos a algunos estudiantes del capítulo estudiantil de la American Bar Association y la Asociación Estudiantil sobre Asuntos Legislativos y Política Pública de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana sobre cómo piensan que sus aportaciones están ayudando a la comunidadMachuchal;
“Les estamos dando un espacio donde pueden compartir y hacer actividades, algo que no tenían antes. Dándole a los vecinos una paz mental que no tengan que estar bregando con individuos tan próximos a sus casas, que no vivan con miedo de ser asaltados. Apoyamos la iniciativa para habilitar esto para la comunidad. La Asociación Estudiantil de derechos Legislativos reconoce que estar en contacto con la comunidad es un asunto que sí le corresponde al gobierno y a nosotros como estudiantes.”
También el Prof. Gerardo Bosque, vecino y profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana nos recalcó;
“La propiedad abandonada siempre representa un riesgo para toda la comunidad. Yo creo que el estado tiene muchas cosas en las que ocuparse pero debe haber unos espacios para que las comunidades decidan de una manera más democrática sobre qué hacer con sus espacios. En ese punto creo que es que se pierde. Hay una necesidad de que las comunidades utilicen los espacios pero no se fomenta a través de la ley o del municipio. […] En Puerto Rico hay un vacío estatutario y legislativo en torno a esta situación. Casa Taft está rompiendo con ese esquema. Vamos a ver qué va a hacer el estado ante este grupo de vecinos que crea este espacio.”
Con ganas de que la iniciativa trascienda y que de un punto impacte a más espacios, en estos meses también comenzaron un proyecto con la escuela local Pedro G. Goyco en la calle Loiza en Santurce. Para este proyecto cuentan con el apoyo del Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico. En horario extendido al regular de la escuela, esta iniciativa está ofreciendo cursos sobre distintas ramas de las Bellas Artes. El objetivo de este proyecto es transformar la escuela para que ésta sea una alternativa para las madres y padres del barrio. La visión es que sea posible enviar a sus hijos a la escuela como una cuestión urbanística; que puedan ir a pie.
A pesar que las estructuras abandonadas no aportan en nada a la belleza ni a la calidad de vida de una comunidad, ciudad o país son espacios que tienen el potencial para transformar y sí aportar a estos. Su estética influye en los modos de ver y comportarse de sus habitantes. «La estética de una ciudad no sólo da cuenta de las condiciones materiales de una sociedad sino que ella también produce conductas y saberes (Liendivit)».
El estado debe facilitar y agilizar los procesos necesarios para que esta problemática de estorbos públicos y espacios perdidos disminuya y si es posible desaparezca. «La idea es que se le saque provecho a los espacios cultural, social y económicamente para nutrirnos como comunidad» así dijo Marinés Corujo, voluntaria en Casa Taft 169. Esperamos que esta iniciativa de convertir un espacio olvidado en uno de provecho y producción no se quede sólo en la calle Taft en Santurce sino que sirva de inspiración, ejemplo y antecedente para el rescate de muchos otros espacios perdidos por todo Puerto Rico. Rescatando estructuras y poniéndolas a servir se pueden rescatar actividades, comunidades y gente.
Algunas Referencias:
16ta Asamblea Legislativa Octubre 2010
¿Qué hacer con las propiedades privadas abandonadas?
¿Casas gratis para escritores en Puerto Rico?
La ciudad como problema estético por Zenda Liendivit; Revista Contratiempo